Flora y Fauna del Parque

Flora y Fauna del Parque

Vegetación y Flora

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A nivel general, el Parque Mahuida se encuentra constituido principalmente por matorral y bosque espinoso-esclerófilo de baja altura, formando una mezcla de zonas que presentan vegetación de tipo arbóreo y arbustivo, mezcladas con zonas de vegetación herbácea. Este patrón de vegetación presente en el Parque responde principalmente a un patrón microclimático característico de la zona mediterránea, y que tiene relación con la presencia de una mayor humedad relativa en laderas de exposición sur, la que disminuye significativamente en la ladera de exposición norte.

Como resultado, existen diferencias evidentes a nivel de la flora presente entre ambas laderas, las cuales se acentúan aun más al interior de las quebradas presentes.

Con respecto a la flora arbórea presente en los alrededores del Parque Mahuida, Pliscoff (2002) señala que en la zona se encontraría relativamente bien documentada, conteniendo aproximadamente entre 30 a 40 especies de árboles nativos, sin embargo estos valores pueden estar sobre-estimados debido a que se han basado en un análisis potencial de especies, sin considerar los cambios en las condiciones ambientales debido a la antropización del piedemonte. Este mismo proceso de antropización se ha evidenciado en la pérdida de cobertura vegetal en algunas áreas del Parque, encontrándose zonas densas con mayor cobertura vegetal (principalmente en las quebradas de difícil acceso); áreas menos densas con baja cobertura vegetal (zonas mayoritariamente planas y cercanas a senderos e infraestructura), y zonas intermedias (Figura 1). Estos procesos de perturbación también han modificado la estructura vertical de la vegetacional, existiendo áreas que presentan vegetación dominada por sólo un estrato (que puede ser arbóreo, arbustivo o herbáceo), otras áreas de estructura vegetacional compleja conformada por estratos arbóreo, arbustivo y herbáceo.

Desde el punto de vista vegetacional, tanto al interior del Parque Mahuida como en su entorno más cercano, es posible distinguir cuatro unidades vegetacionales (Figura 1, Luebert y Pliscoff 2006), las cuales presentan distintos grados de estructura vegetacional (Figura 3).
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Figura 1. Porcentajes de cobertura vegetacional presentes en el Parque Mahuida

Figura 2. Distribución de las asociaciones vegetacionales en el Parque Mahuida.

Figura 3. Diversidad estructural de la vegetación al interior del Parque Mahuida.

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1. Matorral Espinoso Mediterráneo Interior dominado por Tralhuén (Trevoa quinquenervia) y Colliguay (Colliguaja odorifera)

Corresponde a un tipo de vegetación de tipo matorral dominada por arbustos, cuyas copas pueden o no traslaparse, presentándose también individuos aislados.

Dominan los arbustos Tralhuén (Trevoa quinquinervia), Colliguay (Colliguaja odorifera) y Huingán (Schinus polygamus). Dentro de la comunidad también se presentan elementos esclerófilos como Quillay (Quillaja saponaria), Litre (Litera caustica) y Olivillo (Kageneckia angustifolia). En la laderas de exposición norte dominan el Quisco (Echinopsis chiloensis), Chagual (Puya berteroniana) y en las partes más altas el Chagualillo (Puya coerulea). En base a los registros obtenidos en terreno (en este estudio), y la información bibliográfica recopilada para esta asociación, es posible señalar una riqueza florística aproximada de 30 especies (Figura 4).

En términos de su dinámica, este tipo de vegetación ha sido sometida a fuertes presiones antrópicas, lo que podría corresponder a una fase de degradación de un bosque esclerófilo original o de un matorral arborescente presente anteriormente en el Parque. Esta degradación podría haber producido por un lado la pérdida de cobertura vegetal y por el otro, la expansión de especies altamente competitivas como Tralhuén y de otras especies de hierbas de origen exótico.

2. Bosque Espinoso Mediterráneo Andino dominado por Espino (Acacia caven) y Chilca (Baccharis paniculada)

Corresponde a una vegetación arborescente abierta en el cual se encuentran individuos de Quillay (Quillaja saponaria), Litre (Lithrea cáustica) y Huayo (Kageneckia oblonga) de manera aislada. Las especies de arbustos más comunes son Colliguay (Colliguaja odorifera), Tebo (Retamilla trinervia) y Tralhuén (Trevoa quinquinervia). En primavera es evidente el florecimiento de una abundante cantidad de especies de hierbas tanto nativas de Chile como así también exóticas, provenientes de otras partes del mundo. Este último tipo de especies ha sido reconocido como un problema para los ecosistemas nativos, debido a las posibles alteraciones que pueden producir en la diversidad biológica local. En base a los registros obtenidos en terreno (en este estudio), y la información bibliográfica recopilada para esta asociación, es posible señalar una riqueza florística aproximada de 27 especies (Figura 4).

De acuerdo a los antecedentes ecológicos, este tipo de vegetación probablemente corresponde a una fase de degradación del bosque esclerófilo original, que se recuperaría en ausencia de presión antrópica.

3. Bosque Espinoso Mediterráneo Interior dominado por Espino (Acacia caven) y Litre (Lithrea caustica)

Corresponde a una vegetación de matorral espinoso arborescente, el que en situaciones favorables, puede formar arboles con copas cerradas, permitiendo el desarrollo de una pradera altamente diversas con especies nativas y exóticas. En base a los registros obtenidos en terreno (en este estudio), y la información bibliográfica recopilada para esta asociación, es posible señalar una riqueza florística aproximada de 25 especies (Figura 4).

4. Bosque Esclerófilo Mediterráneo Andino dominado por Quillay (Quillaja saponaria) y Litre (Lithrea caustica)

Corresponde a una vegetación de bosque esclerófilo donde también se registran especies como Huayo (Kageneckia oblonga), Peumo (Cryptocaria alba) las cuales son localmente abundantes. Esta fomación vegetacional se distribuye principalmente en las quebradas donde aumenta la humedad relativa. Esta misma condición de humedad permite la presencia de un estrato arbustivo diverso donde destacan especies como Huañil (Proustia cuneifolia), Colliguay (Colliguaja odorifera), Menta de árbol (Satureja gilliesii ) y Oreganillo (Teucrium bicolor). El estrato herbáceo es diverso con presencia de especies como Lirios (Alstromerias), Azulillos (Pasitheas), Solenomelus entre otras. En las laderas rocosas se desarrolla un matorral dominado por Colliguay (Colliguaja odorifera), Chagual (Puya berteroniana) y Quisco (Echinopsis chiloensis), con individuos aislados de Quillay (Quillaja saponaria) o Litre (Lithrea caustica). En base a la información bibliográfica recopilada para esta asociación, es posible señalar una riqueza florística aproximada de 35 especies (Figura 4).

Este tipo de vegetación ha estado sometida a fuertes presiones antrópicas (incendios, talas, pastoreo, etc.), razón por la que actualmente se encuentra degradada en gran parte de las áreas del piedemonte, quedando restringidas principalmente a quebradas. Los constantes fenómenos alteración en este tipo de vegetación ha alterado la estructura del bosque y ha producido cambios en el tipo de flora presente en este, permitiendo la entrada de especies que pueden sobrevivir en condiciones de mayor sequedad como el Romerillo (Baccharis linearis), Voqui (Muehlenbeckia hastulata), entre otras.

Teóricamente, en ausencia de estas presiones antrópicas, estas comunidades vegetacionales alteradas tenderían a recuperarse retornando a una condición similar a la original, cuya composición de especies dependerá de las condiciones especificas de cada área, como por ejemplo su disponibilidad de humedad.
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Figura 4. Riqueza de especies de flora presentes en cada unidad vegetacional en el Parque Mahuida.

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Fauna de vertebrados

Si bien en el Parque no se han llevado a cabo estudios ecológicos de la fauna presente, existen algunos estudios que han considerado al Parque de una manera tangencial, y otros realizados a nivel general en el matorral mediterráneo del piedemonte de Santiago. La fauna incluye diferentes especies de reptiles incluyendo lagartijas y culebras, mamíferos de tamaño mayor y roedores, aves rapaces y granívoras (Tabla 1).

Tabla 1
Riqueza de especies de animales presentes en el piedemonte de Santiago
Grupo/Número de especies

Mamíferos: 9
Reptiles: 6
Aves: 48
Anfibios: 1
Total: 64

Un elemento fundamental para la conservación de la fauna local, es la mantención de las condiciones de hábitat (Hall et al. 1997). Sin embargo este concepto está altamente relacionado con los atributos ecológicos que cada especie posee, muchos de los cuales son desconocidos para los biólogos de vida silvestre. Por esta razón, una aproximación teórica válida para la determinación de hábitats es la que considera la identificación de ambientes basados en la fisonomía de la vegetación presente (Hall et al. 1997). Bajo este supuesto, la fauna local potencialmente presente al interior del Parque Mahuida, respondería al patrón vegetacional presente al interior de este, pudiendo existir especies asociadas a las áreas que presentan una mayor cobertura de vegetación nativa (por ejemplo asociada a la comunidad de Quillay y Litre) presentes en fondos de quebrada y/o en las laderas de exposición sur. Especies preferentemente asociadas a áreas abiertas con menor cobertura de vegetación nativa (por ejemplo asociadas a la comunidad de Espino y Litre, y comunidad de Tralhuén y Colliguay) y especies con requerimientos específicos que se distribuyen de manera agregada en el espacio, asociadas a lugares con alta humedad (por ejemplo cuerpos de agua) o lugares con alta concentración de refugios (por ejemplo roqueríos).

Para la clase Anfibio, los estudios llevados a cabo en las cercanías del Parque han registrado sólo la presencia del Sapo de rulo (Bufo chilensis). Estos registros se han llevado a cabo en la cercanía de arroyos y algunos cuerpos de agua no permanentes. Pese a estos registros, no se han llevado prospecciones exhaustivas ni menos estudios que permitan conocer las estrategias que utiliza estaespecia para sobrevivir en la estación seca (Jáksic 2001).

Por otra parte, los trabajos de Jáksic & Fuentes (1980), Jáksic et al. (1982) y Medel et al. (1988 y 1990) llevados a cabo en el piedemonte de Santiago, señalan la existencia de cinco especies de reptiles, de las cuales al menos cuatro se han registrado al interior del Parque Mahuida (Tabla 8.2). Lo importante de estos trabajos, es que permiten conocer aspectos importantes acerca de la ecología de estas especies en el matorral mediterráneo de piedemonte de Santiago. De acuerdo a estos, la Lagartija oscura (Liolaemus fuscus) y la Lagartija de los montes (Liolaemus monticola), especies mayormente abundantes en el matorral, utilizarían preferentemente roqueríos, mientras la Lagartija lenmiscata (Liolaemus lenmiscatus), especie de menor abundancia que las primeras, preferiría desplazarse extensivamente por suelo desnudo con matorral de baja altura. Esta información resulta de alto valor para la identificación de zonas que pueden constituir el hábitat para estas especies.

Tabla 2
Riqueza de especies de reptiles y su abundancia, en el piedemonte de Santiago

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Para la clase Aves, se han descrito aproximadamente 48 especies en el piedemonte de Santiago (Jáksic 2001), existiendo un importante porcentaje de especies rapaces (40 % aprox.), las cuales se consideran como indicadoras de la calidad del ecosistema (Jáksic et al. 2002). De igual forma se han registrado especies visitantes de invierno, lo que le otorga a la zona un estatus de refugio invernal de especies provenientes del sur de Chile. Considerando los amplios rangos de movimientos de este grupo, existe una alta probabilidad de que muchas de estas especies utilicen los diferentes ambientes del Parque Mahuida como un lugar de refugio, alimentación y/o reproducción (Díaz & Armesto 2003).

Para los mamíferos, se ha registrado la presencia de dos predadores importantes en las cercanías (< 1km) del Parque Mahuida: Zorro culpeo (Pseudalopex culpaeus)3 y el Quique (Galictis cuja, Jáksic 2001). Según los rangos de desplazamiento de ambas especies (rangos de hogar), el área del Parque sería probablemente utilizada por estas en sus actividades diarias, sin embargo debido a su comportamiento evasivo, se encontrarían restringidas a lugares de menos acceso en el Parque, o bien podrían utilizar la superficie de este en periodos donde la actividad de los visitantes disminuye (noche).

Finalmente, para el caso de los micromamíferos nativos, en la zona de piedemonte de Santiago se han descrito siete especies de roedores nativos y un marsupial (Iriarte et al. 1989, Torres‐Mura & Contreras 1998, Tabla 3), la mayoría de las cuales están asociadas a vegetación de matorral denso a
semidenso (Jáksic 2001). De éstas el Cururo (Spalacopus cyanus), el Ratón oliváceo (Abrothrix olivaceo), el Degú (Octodon degus), la Yaca (Thylamys elegans) y el Ratón de cola larga (Oryzomys longicaudatus) se han registrado en las cercanías (< 1km) del Parque (Cristián Villalobos obs. pers.), siendo estas de hábitos crepusculares y nocturnos lo que dificulta su observación (Jáksic 2001).

Tabla 3
Especies de micromamíferos registradas en el piedemonte de Santiago.